domingo, 4 de diciembre de 2011

Zenobia Camprubí: detrás de un hombre importante, una mujer importante


Nadie puede poner en duda el lugar eminente que ocupa Juan Ramón Jiménez en la historia de la literatura española. Puente natural entre el Romanticismo y las Vanguardias, su nombre es el punto de partida de la modernidad en las letras españolas y su influencia posterior en otros escritores llegará a ser imprescindible hasta nuestros días.
En este enlace se recoge, a modo de resumen, información relativa a la vida y obra del que llegó a ser Premio Nobel de Literatura:
http://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/jrj/default.htm


A la sombra, oculta bajo la poderosa figura del genio, esta mujer "importante" se ocupó durante cuarenta años de respaldar y apuntalar la figura de su marido, quien, en parte gracias a ella, llegaría a ser uno de los grandes pilares que sustentarán la poesía contemporánea. Zenobia, que se había educado en Estados Unidos, era una mujer culta y refinada, activa, emprendedora, viajera, sabía idiomas, escribía cuentos y diarios, asistía a conferencias, leía mucho, estaba comprometida con la causa feminista y participaba en numerosos proyectos solidarios... Además, fue traductora y realizó las primeras ediciones en español e inglés del filósofo hindú Rabindranath Tagore.
Pero su actividad principal, desde que en 1916 se casara con el poeta de Moguer, fue trabajar incansablemente para que el artista pudiera desarrollar su creatividad sin molestias ni interrupciones, incluso en circunstancias muy difíciles, como el exilio y la enfermedad. Además de controlar sus textos, pasarlos a máquina, organizar y supervisar las ediciones de los mismos, negociar los contratos de edición, organizar actividades y contactos con otros poetas e intelectuales de su tiempo, etc, con una dedicación que podría equiparse a la de un agente literario actual, Zenobia se ocupaba de solucionar todos los problemas domésticos del artista (lavar y coser, limpiar la casa, hacer la comida...), además de proporcionarle el sustento económico necesario para que él no trabajara y pudiera escribir todo el tiempo... !Incluso fregando escaleras a cambio de muy poco dinero!
En este sentido, no llevó una vida muy diferente a la de otras muchas mujeres de su generación, que, siendo por sí mismas excepcionales y sobresalientes, se vieron abocadas a desarrollar su potencial a la sombra de un personaje masculino, compaginando sus intereses y proyectos con las actividades que en aquel tiempo se consideraban propias de su sexo. Mujeres en un mundo diseñado a la medida de los hombres, recluidas en el limitado espacio del hogar y la familia.
Gracias a Zenobia, Juan Ramón, que era un ser huraño, poco social, depresivo, maniático e incapaz de hacer frente a las necesidades prácticas de la vida cotidiana, pudo dedicarse por entero a la creación artística. Nuestra historia literaria le debe mucho y es justo recordarla como una de las mujeres "importantes" del siglo XX.


En este enlace, el escritor Manuel Vicent reivindica su figura:
http://www.elpais.com/articulo/portada/Zenobia/Camprubi/heroina/sombra/elpepuculbab/20110101elpbabpor_36/Tes


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